CRIMINOLOGÍA Y CIENCIAS SOCIALES

MUJERES EN LOS PRONTUARIOS: EL GÉNERO COMO ELEMENTO DE CALIFICACIÓN

Una investigación archivística da cuenta de valoraciones subjetivas estigmatizantes sobre el aspecto social, la conducta, el concepto y la moralidad en los prontuarios policiales realizados a mujeres de Chubut, en las décadas del 40 al 70.


Es enero de 1948. Una mujer de 21 años fue denunciada por el hurto de una cartera. Con el fin de esclarecer los hechos, es detenida e identificada en la comisaría de Puerto Madryn. El prontuario se encuentra en el Fondo de Prontuarios Policiales de Chubut, actualmente en resguardo del Instituto de Investigaciones Históricas y Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. El ejemplar contiene sus fotografías, las planillas de identificación filiatoria y sus características morfológicas. La joven era soltera, no había concluido sus estudios primarios y manifestó dedicarse a los quehaceres domésticos. Fue calificada con conducta, moralidad y concepto, “desconocidos” y, en cuanto a su aspecto social, como “humilde”. Uno de los apartados del prontuario hace referencia a la “escritura del identificado (en este caso la identificada) al dictado”, una práctica que se utilizaba para corroborar que la persona leía y escribía. Entonces, el personal policial, seguramente un hombre, dado que no fue hasta 1977 que las mujeres comenzaron a prestar servicios en áreas de la institución fuera del escalafón administrativo, le hizo escribir a la detenida: “La mujer cuando se casa debe todo su tiempo a su hogar y al cuidado de sus hijos y esposo”.

La investigación

Adalma Tapia es Licenciada en Criminología y Ciencias Forenses, becaria doctoral en el Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH – CONICET) del CCT CONICET-CENPAT, y publicó recientemente un trabajo científico donde investiga la práctica habitual de incorporar valoraciones subjetivas estigmatizantes sobre el aspecto social, la conducta, el concepto y la moralidad en los prontuarios policiales realizados a mujeres de Chubut, entre las décadas del 40 al 70.

“En relación a la cuestión del género, mis preguntas surgieron al encontrarme con prontuarios de mujeres que tenían elementos diferentes a los que había encontrado en los de varones: desde el procedimiento realizado para registro de los mismos, hasta la calificación en base a las características individuales y sociales de las mujeres prontuariadas”, detalla la licenciada Tapia quien, actualmente, tiene como tema de investigación indagar en las prácticas de identificación y clasificación policial a partir del Fondo de Prontuarios Policiales de Chubut (FPPC), un archivo producido por la policía desde mediados del siglo XX, en el Departamento Judicial de Rawson, capital del entonces Territorio del Chubut.

El prontuario, utilizado desde fines del siglo XIX como método de reconocimiento en los gabinetes policiales alrededor del mundo con el propósito de reconocer a los sujetos considerados como sospechosos y/o peligrosos, permitió unificar en un registro distintas fichas con información personal, familiar y social, entre otras. La sistematización de estos documentos impulsó la producción de archivos policiales. Los datos personales obtenidos en oficinas judiciales y policiales llevaron a la creación de fichas de identificación, que se replicaron en todo el país. En Chubut, estas fichas se integraron en los prontuarios policiales. El trabajo publicado por la becaria del IPCSH aborda los procesos de identificación de mujeres y el uso del prontuario como herramienta de reconocimiento, control, vigilancia y disciplinamiento estatal.

En su trabajo de archivo realizado en el FPPC, Tapia pudo observar cierta regularidad, en los prontuarios realizados a mujeres en el periodo 1940-1970, sobre cómo, de acuerdo a su aspecto físico, empleo, ideología, religión, o motivo de la identificación, fueron calificadas subjetivamente y prejuiciosamente, poniendo el foco en la moralidad, el honor, o el deber ser.

Luego de estar detenida dos días, la mujer de 21 años detenida en enero de 1948 fue liberada porque no se pudo comprobar su responsabilidad en el hurto denunciado. Sin embargo, esta no sería la última vez en ser identificada. En 1964, realizó una solicitud de cédula de identidad, presentando como documentación una libreta cívica y una libreta familiar. En esta oportunidad, el concepto, conducta y moralidad cambiaron de “desconocidos” a “buenos”, dejando completamente de lado las calificaciones que se habían otorgado años atrás.

¿Su estado civil pudo influir en este cambio de calificación?

“Es probable –responde la becaria- particularmente si se considera que sus vínculos familiares fueron descriptos gentilmente donde, en el apartado que indicaba las personas con las cuales se acompañaba habitualmente, se encuentran su esposo e hijos, a quienes se les asignó un buen concepto. Es interesante observar que, luego de casi veinte años, las concepciones sobre el rol de la mujer hayan mantenido ciertas lógicas en estos documentos. Se sostiene una concepción respecto a la mujer de “bien” como aquella dedicada al hogar y la familia”.

El prontuario de esta mujer, a lo largo del tiempo, permite distinguir entre lo ilícito y lo lícito de acuerdo con la construcción de la mirada policial. Aunque subjetiva, esta perspectiva no se aleja de los principios originales de las técnicas de identificación, que incluían una lectura minuciosa del cuerpo y el rostro como herramienta complementaria para la atribución de identidades. “Lo ilícito se relaciona con la denuncia y la sospecha infundada sobre su persona, y lo lícito se encuentra determinado por su matrimonio y la maternidad, que representan las características ideales impuestas por la sociedad y reflejadas en el prontuario. Estas características probablemente incidieron en la percepción de su concepto, conducta y moralidad”, agrega.

En el trabajo publicado se analiza cómo de la lectura de los prontuarios emergen puntuaciones que se repiten sobre la “moralidad”, la “conducta”, el “concepto” y “aspecto social”. Es complejo determinar cuáles fueron las nociones sobre las que se basaron estas apreciaciones, ya que no se trata de características medibles o cuantificables, sino más bien de criterios subjetivos. Las más utilizadas incluyen términos como “regular”, “mala”, “buena” y “desconocida” en relación con la moralidad, la conducta y el concepto. En cuanto al aspecto social, hay variaciones notables como “trabajador”, “decente”, “correcto”, “humilde”, “tipo indígena”, entre otras.

Si bien son categorías controversiales, sus definiciones lo son aún más si se contempla el tinte discriminatorio basado en el nivel socioeconómico, el grado de alfabetización, la ocupación, el lugar de residencia, los familiares o amigos, así como la vestimenta y el aspecto físico. Esto evidencia que, además de identificar personas, se las clasificó en función de sus características individuales y sociales. Tanto en las descripciones de varones como en las de mujeres, operaron criterios prejuiciosos y estigmatizantes. Sin embargo, en el caso de las mujeres, esta mirada se acentuó debido al rol femenino que socialmente estas debían cumplir. Las atribuciones en general se relacionaron con el motivo de apertura del prontuario, vínculos sociales, trabajo u oficio, vestimenta, etc. Las distinciones como “buena” o “decente” no fueron al azar; se aplicaron a mujeres casadas, católicas y/o con un empleo considerado como honrado.

El vínculo con el presente

Respecto al artículo en cuestión titulado “Vive lícitamente: mujeres en el Fondo de Prontuarios Policiales de Chubut (1940-1970)”, publicado recientemente en la revista RUNA de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, la investigadora reconoce que “se inscribe dentro de los debates actuales del Día Internacional de la Mujer u 8M, desde varias perspectivas. Primero pensando en la cuestión criminológica, lo asociado al género y el delito. Las miradas en torno a las mujeres que en la actualidad cometen delitos posiblemente sea juzgada de la misma manera que lo fueron en los prontuarios en el periodo que estudio. Cuando lo ilícito proviene de una mujer, la carga social se duplica y eso me parece que es notable en los prontuarios de hace 70 años, tanto como en la actualidad. Sobre todo, hoy cuando los medios masivos de comunicación se hacen eco de eso constantemente”.

“Por otro lado –cierra la Licenciada Tapia- me parece que en el artículo se refleja el inicio, en aquellos años, de una conquista de derechos para las mujeres. Utilizar la constancia de voto para identificarse pone en valor un derecho recién conquistado para ese momento. O también, el divorcio, mal visto socialmente y con una carga de prejuicios enorme, posiciona a las mujeres en una situación de poder, de libertad. Leer los prontuarios en clave histórica y social, permiten reflexionar sobre temáticas actuales no solo vinculadas con el género, sino también con la percepción de la seguridad, con la construcción de estereotipos sobre determinados grupos e individuos, o sobre las clasificaciones sociales”.

Artículo completo: Tapia, A. J. (2025). “Vive lícitamente”: mujeres en el Fondo de Prontuarios Policiales de Chubut (1940-1970). RUNA, Archivo Para Las Ciencias Del Hombre, 46(1), 203-223. https://doi.org/10.34096/runa.v46i1.14620

"El aporte de la criminología a las ciencias sociales se ha profundizado en las últimas décadas. La historia policial ha sido contada más desde su construcción, sus funcionarios y funciones, y no tanto desde sus prácticas. Justamente los prontuarios permiten adentrarse a ese lado de la institución y me parece que es interesante pensar la influencia de la policía en la sociedad en el contexto de aquel territorio nacional, luego provincia, dado que fue la primera institución oficial. Pero también pensar la influencia de la sociedad en la institución. Porque las formas de identificar, de controlar, de vigilar, que la policía llevo adelante, no estuvieron ajenas a imaginarios instalados en la cultura popular de la época".

Nota escrita y producida por Diego Núñez de la Rosa - Área de Comunicación Científica e Institucional del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CONICET), CCT CONICET-CENPAT.